TEMPORALIDAD Y ROMANCERO DESDE UNA PERSPECTIVA SEMIÓTICA
Dra. Vilma Haydée Arovich de Bogado
Universidad Nacional del Nordeste
Resistencia – Chaco - Argentina
Resumen
La exposición tiene como objetivo explicar: a) cómo comunidades diferentes, en tiempos diferentes pero en el mismo ámbito geográfico, en el proceso de elaboración de enunciados que ellas mismas registran como patrimonio de su colectividad, dan existencia ontológica a fenómenos que son relevantes para el grupo en el momento histórico de producción de dicho enunciado; b) cómo estos productos son el resultado de procesos de transformación de configuraciones semióticas preexistentes y a su vez podrían dar lugar a futuras transformaciones.
Se desarrollará la explicación ejemplificando con dos romances, Las señas del marido y Don Bueso, registrados en versiones sefardíes en Resistencia a comienzos de los años 80, y detectados también en textualizaciones no sefardíes en los legajos de la Encuesta de Folclore de 1921 procedentes del Chaco.
Para lograr los objetivos propuestos, en primer lugar se tratará de analizar las secuencias de los enunciados romancescos identificando y contrastando los signos en ellas utilizados; en segundo término se observará la transformación operada y el componente dialéctico que en ella opera y que da cuenta de su historia.
I. Sobre las versiones que van a ser objeto del análisis
A comienzos de la década de los ochenta, en la comunidad sefardita asentada en Resistencia, proveniente tanto de Marruecos como de Oriente, pude detectar dos versiones orales del romance de Don Bueso y su hermana(í-a) y una realización, también oral, del romance de Las señas del marido (é)[1]. La secuencia narrativa de ambas composiciones produce una transformación que va desde el desconocimiento inicial de los personajes (hermano/hermana en el primer caso, cónyuges, en el segundo) al reconocimiento con el cual concluye el breve relato y se restituye el orden social establecido (la preservación del núcleo familiar).
En la Encuesta de Folclore que habían reunido los maestros del entonces Territorio Nacional del Chaco en 1921, se registran también dos versiones criollas[2] del romance de Las señas del marido(é)[3] pero en ambas ha desaparecido la instancia de identificación de los esposos que considero nuclear porque al suprimírsela no queda dato alguno que indique que los protagonistas que actualizan el diálogo son marido y mujer que se reencuentran.
En síntesis: Son cinco breves enunciados del orden de la ficción literaria que dos comunidades instaladas en Resistencia actualizan en épocas diferentes (principios de la década del veinte y principios de los ochenta) y reconocen, cada una, como propios de su acervo[4].
II. Variante temporal en la ejecución del romance
Las versiones orales de un romance tradicional son emergencias enunciativas cotidianas dentro de la comunidad, que tan pronto son pronunciadas se desvanecen y tienen posibilidades de rehacerse en una nueva ejecución; si bien cada actualización es única teniendo en cuenta el contexto de su enunciación, la recurrencia de su realización cohesiona al grupo que lo reconoce como marca de los límites de su identidad.
Para ejecutar el romance el sujeto productor dispone de un sistema reticular de fragmentos de secuencias, de motivos y de fórmulas discursivas que subyacen en el patrimonio colectivo y que se movilizan en reelaboraciones que se pondrán en acto actualizando una tensión entre lo dado (el patrimonio heredado) y lo nuevo (la impronta temporal, social, regional, etc. de la situación contextual); esta particular manera de reelaborar el enunciado, no es estocástica y propongo que todos los elementos que lo conforman, tanto los seleccionados para configurar el texto como los elididos, son significativos; resultan de un proceso de transformación de enunciados anteriores, y confieren existencia ontológica a fenómenos relevantes para el grupo en el momento de su actualización.
III. Propuesta
Si los productos que designamos como enunciados romancescos son interpretantes que se construyen desde una semiosis contextualmente situada y que configuran una cosmovisión, al contrastar estas textualizaciones intento plantear: 1) que los enunciados registrados en 1921 así como los recopilados en 1980, son sólo un punto en un proceso que se desarrolla a través del tiempo; 2) que la inclusión de la escena final de la identificación de lazos parentales en las versiones sefardíes otorga existencia óntica a una cuestión cardinal para esa colectividad.
IV. Contraste de secuencias[5] en las versiones de romances
Los dos romances contrastados, en su secuencia producen la transformación desde un desorden inicial (carencia= ausencia + búsqueda del esposo/ de una esposa) hasta la restitución del orden (reencuentro = reconocimiento de esposa/esposo; hermano/hermana).
Los romances sefardíes conservan este proceso completo, de modo que ambos terminan con la identificación, ya sea del esposo o de la hermana.
Este episodio es tan importante que en la versión de Las señas del marido(é)[6] provoca una resignificación del relato por parte del auditorio ya que el marido no ha muerto, la viuda no es viuda y la propuesta de casamiento se transforma en una artimaña del hombre para poner a prueba la fidelidad de la mujer. De modo que se da existencia ontológica no sólo a lo que la colectividad considera que son los valores que deben caracterizar a la mujer (la fidelidad y la honradez), sino también a otro bien muy preciado por el grupo como es la cohesión tanto de la familia como de la pequeña comunidad.
Obsérvese también, que en ambos casos es el hombre (esposo/ hermano) el que rescata a la mujer a quien el desamparo le ofrece sólo dos posibilidades: el cautiverio (por parte de un grupo extraño = moros), o la clausura religiosa[7].
En cambio, las versiones criollas de este mismo romance, registradas sesenta años antes, eliden la escena final del reconocimiento; esta omisión no afecta la comprensión del relato; sin embargo considero que es un elemento diferenciador relevante no sólo porque cancela la resignificación antes señalada sino porque al suprimir el reencuentro de los cónyuges, cambia el rumbo del relato[8]; la preeminencia, en el enunciado, de la negativa femenina y sus planes a futuro refuerzan la temática de la fidelidad de la mujer(12 y 15 octosílabos contra seis de la versión sefardí), que aún sabiendo que es viuda, seguirá esperando a su marido y se entregará a la religión. La imagen de la viuda firme en su amor al marido se enfatiza, en una de las versiones de la Encuesta de Folclore (L.190), con el simbolismo del pañuelo ofrendado al esposo y planteado en pareja con otro símbolo que es la espada[9]. Esto me lleva a interpretar que la restitución de los vínculos de familia es un aspecto no considerado relevante en las textualizaciones de 1921 que estuvieron a cargo de informantes que no veían urgencia en asegurar la cohesión de la familia o del grupo.
Para la colectividad sefardita de Resistencia proveniente del desgajamiento de los clanes originarios del norte de África y de Turquía, y que a la vez debe fortificar en un ámbito nuevo y extraño, los lazos que cohesionan y definen al grupo, este segmento del enunciado es de fundamental importancia; al contrario, para los actualizadores de las versiones criollas, lo que resulta relevante es la fidelidad de la mujer.
V. Conclusiones
Tal vez el romance tradicional, preferentemente el conservado en la oralidad, sea ejemplo de un enunciado acrónico, que justamente por esta característica puede ser formulado y reformulado adecuándose a las circunstancias contextuales socio históricas[10] y axiológicas, de su puesta en acto. Ésta no sería posible si el colectivo no dispusiera de un caudal de temas, motivos, segmentos secuenciales y fórmulas de enunciado. Pero al segmentarlas, contrastarlas y ponerlas en diacronía, podemos advertir que cada actualización no es una mera repetición sino que pone en signo los valores que la colectividad prioriza en un momento determinado, y al hacerlo da existencia al sistema axiológico que debe ser reeditado cotidianamente cumpliendo con el mandato modélico que se le asigna para el mantenimiento de las generaciones futuras.
Bibliografía
Armistead, Samuel G. et al. (1978) El romancero Judeo-Español en el Archivo Menéndez Pidal. (Catálogo- índice de romances y canciones), Madrid, CSMP.
Arovich de Bogado, Vilma Haydée (1998) “Romances sefardíes del nordeste argentino” en Nordeste Segunda época, Serie Investigación y Ensayos, 8, 73-106.
Arovich de Bogado, Vilma Haydée (2000) “Versiones de romances en los legajos de la Encuesta de Folklore de 1921 enviados desde el Territorio Nacional del Chaco” en Héctor Eduardo Guillén. In Memoriam. Testimonio de sus colegas y amigos de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste, Resistencia, Meana Impresiones, 49-64.
Arovich de Bogado, Vilma Haydée (2004) “Concepción de folclore y nacionalidad en los legajos de la Encuesta de 1921 enviados desde el Chaco” en XXIV Encuentro de Geohistoria Regional, Resistencia, IIGHI-CONICET, 35-39.
Arovich de Bogado, Vilma Haydée (2005) Encuesta de Folclore de 1921. Textos enviados desde el Territorio Nacional del Chaco, Resistencia, UNNE.
Díaz Roig, Mercedes (1979) “Sobre una estructura narrativa minoritaria y sus consecuencias diacrónicas: El caso del romance de ´Las señas del esposo´” en El romancero hoy: Poética, 2º Coloquio Internacional, edición a cargo de Diego Catalán, Samuel Armistead y Antonio Sánchez Romeralo, Madrid, Gredos, 1979, 121-131.
Magariños de Morentín(2007) La semiótica de los bordes, www.centro-de-semiotica.com.ar
Magariños de Morentín (2007 ) La humanidad, la facultad semiótica y la historia del entorno, www.centro-de-semiotica.com.ar
Pérez Castellano, Antonio José (1995) “Las confluencias de la lírica popular y el romancero. Las versiones onubenses de `Las señas del esposo´” en Aestuaria, Revista de Investigación 3, 167-196.
Romancero (1994) edición de Paloma Díaz Mas con estudio preliminar de Samuel Armistead, Barcelona, Crítica.
I . Las señas del marido (é)[11]
1. 1. -Catalina, Catalina, lindo nombre aragonés
mañana me voy a Francia me mandáis lo que queréis.
-Si lo veis a mi marido mil memorias le daréis.
-Señora, deme una seña así lo conoceré.
-Las señas de mi marido es un galán muy cortés
y en las alas del sombrero lleva las armas del rey.
- Por las señas que me ha dado su marido muerto es
en el juego de los dados lo mató un genovés.
- Lo que me ha recomendado es que me case con usted
y que cuide a sus hijitos como él lo solía hacer.
-Retírese en hora mala no me sea tan descortés
si mi marido no vuelve diez años lo esperaré.
Si a los diez años no vuelve de monja me meteré
un solo hijo varón tengo al rey se lo entregaré.
Dos hijas mujeres tengo conmigo las llevaré
para que cuiden a Jesús a Jesús, María y José.
E.F. Leg. 17; Localidad: Resistencia; Esc. 2; Maestra: Rosario Balbastro.Transcripta por Ismael Moya (1941, I, 507)
1.2. Estando Isabel sentada al pie de un laurel
con los pies a la frescura viendo las aguas correr.
De pronto pasó un soldado y lo hizo detener.
-Deténgase usted soldado que una pregunta le haré
Soldado por ventura no lo ha visto a mi marido.
-No señora, no lo he visto déme usted señas de él.
-Mi marido es un joven es un joven aragonés
que en la punta de su espada lleva un pañuelo burgués.
Lo bordé cuando era niña cuando niña lo bordé,
lo bordé cuando era niña y a él se lo regalé.
-Sí señora lo he visto en casa de un genovés
me ha dado por encargue que me case con usted.
No sea tan atrevido que eso yo nunca lo haré
si siete años lo he esperado otros siete esperaré.
Si a los catorce no vuelve yo de monja me pondré
a mis tres hijas mujeres a las monjas las daré
y mis dos hijos varones que vayan a la patria a servir
como ha servido él. Yo tengo muebles y coches
todo, todo lo venderé y con el importe de ellos
un rosario compraré.
E. F. Leg. 190;Localidad: Resistencia ;Esc.3; Maestra: Petrona Mariani de Zaragoza; Informante: D.S. de Mariani. Transcripta por Ismael Moya (1941, I, 508)
Versiones sefardíes
I . Las señas del marido (é)
1. 3 - Dígame, buen caballero, a mi marido ¿vio usted?
-Déme las señas, señora, le diré si yo lo vi.
-Mi marido es alto y rubio alto y rubio como usted
en la espada lleva el nombre y se llamaba Manuel.
-Sí señora, yo lo he visto, su marido muerto fue;
por orden del capitán lo ha matado un dragonés
y me ha dado la seña que me case con usted..
-Diez años lo he esperado otro tanto esperaré
y si a los diez ya no viene de monja me vestiré
y los hijos que me quedan en un convento pondré.
-Calla, calla Isabelita calla, calla, mi mujer
conversando con tu esposo sin poderlo conocer.
(Rebeca Crudo de Gomel, hija de turcos, 29/03/1980; publ. en Nordeste (1998, 86)
H.3. Don Bueso y su hermana (í-a)
2.1. – Apártate mora linda
deja beber mi caballo desta agua cristalina.
- No soy mora, soy cristiana soy de la España venida
me cautivaron los moros el día de Pacua linda.
- Decime la mora linda
si quieres venir conmigo junto a mi caballería.
-¿En qué llevaría mi ropa? -Las mejores llevarías
las peores dejarías.
-Decime tú el caballero mi honra ¿en qué llevaría?
-Yo te juro por mi espada que en mi pecho la llevaba
hasta que no seas mía no te tocaría.
En el medio de los montes la mora llora y suspira:
-¿Por qué lloras mora bella? ¿por qué lloras mora linda?
-Recuerdo de aquellos tiempos mi padre a cazar salía
en compañía de mi hermano Alejandro.
-¡Oh, qué oigo virgen santa! -¡Qué oigo Santa Lucía!
En vez de traer esposa traigo una hermana mía
¡Abrid puertas y ventanas que aquí traigo a la cautiva
por la que llorábamos noche y día
y en vez de traer esposa traigo una hermana mía!
(Rebeca Crudo de Gomel, hija de turcos, 29/03/1980; publ. en Nordeste (1998, 81)
2.2. – Apártate mora linda apártate mora bella,
Daré a beber mi caballo desta agua cristalina.
- No soy mora, soy cristiana soy de la España venida
me cautivaron los moros en día de Pascua florida.
-Mi honra ¿en qué quedaría?
-Por la cruz de mi espada y por la virgen María
yo te juro mora linda que tu honra no tocaría.
-Estos prados yo conozco
con mi hermano Alejandrito
-Abrid puertas y ventanas persianas y celosías
que aquí traigo a mi hermana a mi hermana la perdida.
-¡Oh virgen milagrosa! Fui en busca de una esposa
Y traje a mi hermana querida.
(Luisa Strugo de Crudo, hija de esmirniotas, 29/04/1980; publ. en Nordeste (1998, 82)
[1] : Conocido también como La esposa fiel o La vuelta del marido, y actualmente, en versiones vulgata destinadas al repertorio infantil como Romance de La Catalina. Las versiones sefardíes de ambos romances fueron publicadas en Nordeste (1998).
[2] : Con esta expresión designo a las que provienen de informantes no extranjeros; las instrucciones brindadas a los docentes recolectores de la E.F. pusieron especial cuidado en recomendar que el material relevado no introdujera manifestaciones procedentes del acervo extranjero (Arovich de Bogado, 2004, 35).
[3] : Legajos 17 y 190, ambos provenientes de Resistencia. Los romances provenientes de la E. F. fueron publicados en In Memoriam (2000); posteriormente en Encuesta de Folclore (2005).
[4] : He tomado en cuenta textualizaciones que se sustraen de ámbito meramente infantil y actual que infiero constituye sólo la reproducción fosilizada de una canción difundida por los medios masivos de comunicación.
[5] : Podemos hacer otra segmentación tomando unidades mínimas del relato, o esquemas narrativos como lo hace S. Armistead (1978).
[6] : La versión hispánica escrita conservada más antigua es de 1605 (Romancero, 1994) y contiene la escena del reconocimiento.
[7] : Llama la atención la presencia de elementos cristianos en versiones sefardíes; no obstante esto las ubica en un estadio de modernidad que ya ha sobrepasado el proceso de descritianización del romancero.
[8] : Algunas versiones mexicanas y dominicanas contemporáneas cambian el rumbo de la narración y muestran a la viuda dispuesta a aceptar un nuevo matrimonio o a buscar un nuevo compañero (Díaz Roig 2004, 130-131).
[9] : El significado mítico simbólico de pañuelo y espada aparecen no sólo en los romances (Pérez Castellano, 1995).
[10] : No me detengo en los rasgos de adecuación de un relato medieval al nuevo contexto histórico, pero se puede anotar en una de las versiones criollas (L.190) la recreación del ambiente caballeresco en un escenario más moderno de “soldadesca”, la decisión de la mujer de entregar el hijo varón para “defender a la patria” y ya no al rey y la propuesta mercantilista de vender bienes (muebles, coches) para, “con su importe”, adquirir un elemento religioso como es el rosario.
[11] : Tomo la codificación establecida por Samuel G. Armistead (1978)